Recientemente una compañera de trabajo, se vio en la necesidad de viajar a su país, porque tenía la madre muy enferma. A pesar que ella sabía que tenía que viajar, estaba barajando o posponiendo el viaje. ¿Por qué? Porque ella tiene dos lindos perritos de pura raza.
Las mascotas se han apegado mucho a ella. Cuando llega de la calle, los perritos desde que la sienten acercarse a la casa, les cae una alegría y un nerviosismo, como si se hubieran sacado el megamillion.
Al final la señora encontró un familiar que se quedo con las mascotas. Asi que al fin resolvió el problema y se fue para su pais. Ella se fue por dos semanas, pero a la semana se quería regresar, pues las mascotas no querian casi comer y estaban muy inquietos.
Esta historia contesta el por qué mucha gente no quiere mascotas en su casa. Mi propia hija hace tiempo que nos vive rogando que le compremos un perrito, pero nosotros nos hemos negado. Las mascotas son muy lindas y se dan mucho a querer, sin embargo, su cuidado lleva mucha responsabilidad. Y hay que hacer muchos sacrificios, por ejemplo, sacarlo todas las mañanitas a darle su paseo, sin importar a cómo esté la temperatura. Además, a veces sufren cuando uno se va de vacaciones. Y a menudo no se sabe dónde ni con quien dejarlos.
Es innegrable que los perritos son muy coquetos y se dan mucho a querer. Pero cuando uno tiene que ausentarse de la casa, ya sea por un viaje u otra razón, se encuentra con la problemática de la señora de la historia.¿Qué les parece? ¿Vale la pena hacer tantos sacrificios?
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