La vida como tal es preciosa, pero a menudo no sabemos valorarla, hasta que caemos en un hospital. La vida es muy efímera como la vida de una vela encendida. Sin embargo un buen número de personas usan esta realidad como base para vivir una vida fuera de control.
Muchos fuman, beben y hacen todo lo que su cuerpo le plazca, porque su filosofía es que la vida es corta y hay que disfrutarla al máximo. Pero con esa actitud a menudo caen en adicciones de toda clase, perdiendo asi el control de su vida.
Hay una señora que es adicta al tabaco. Ella sabe que el fumar es dañino para su salud y para su bolsillo, pero si pasa un dia sin hacerlo, le cae una inquietud, un nerviosismo que lo único que la tranquiliza es el cigarrillo. Y todo empezó en la escuela, por complacer a los compañeros de clase. Hoy en dia ella no conoce el paradero de ninguno de ellos, pero si le dejaron un gran recuerdo: la adicción al tabaco.
No sabemos cúantos años vamos a vivir, por tal razón debemos de tener control sobre nuestros actos. Muchas veces la mala - buena - vida que llevamos en la juventud se paga más tarde, despúes de la mediana edad.
Somos como una vela encendida, que no sabemos exactamente cuando se apagará. A veces un mal viento puede apagar la vela, aunque le quede mecha. De igual modo, nuestra vida puede terminar antes de lo esperado, por mala vida que llevamos más temprano.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
0 comments:
Post a Comment