A veces vemos ancianos que a duras penas pueden caminar. Y nos cuesta pensar que en un futuro nosotros también pudieramos andar con igual dificultad. Asi que pensar en la vejez puede producir un conflicto de imágenes. Una imagen presenta la pérdida de la juventud, la fuerza menguante, y finalmente la posibilidad de una muerte solitaria. La otra imagen representa el haber logrado algo valioso en la vida y el haberse ganado el respeto y la honra.
Tengo una compañera de trabajo, la cual a menudo se lamenta de que no quiere llegar a la vejez, porque no quiere ver su rostro arrugado y estar lamentándose de los achaques propios de la edad avanzada. Pero lo único que impide la vejez es una muerte prematura; de lo contrario todos nos encaminamos hacia allá.
Un señor mayor que todavía trabaja, me comentó que la vejez él la vive con cierta filosofía. De los siete dias que tiene la semana, hay por lo menos cuatro, en los cuales él se siente plenamente bien. Los otros tres dias restantes, a veces no duerme bien o siente algún dolor o malestar. Pero él se concentra en los dias que se siente bien y lo disfruta a plenitud.
Pero cada quien vive o vivirá la vejez de manera muy particular. Y mucho dependerá del tipo de vida que estemos viviendo en la juventud y la mediana edad. Eso es algo que mucha gente no toma en cuenta.
En sí nadie sabe cómo le llegará la vejez ni cómo la enfrentará, ya que algunas enfermedades pueden poner ciertas limitaciones, las cuales harán que la vejez sea más difícil de sobrellevar.
De todos modos, creo que la peor manera de vivir la vejez es estar sentado en una mecedora sin hacer nada. Lo mejor es estar ocupado en algo. Tener alguna actividad. Caminar. Visitar amistades. Tener la mente ocupada en algo productivo.
Y algo muy importante es saber ajustarse a la edad, es decir, no pretender hacer lo que se hacia veinte o treinta años atrás.
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