Nací en un barrio muy pobre. Apenas tenía unos cinco años y recuerdo que éramos de los pocos que tenían un televisor en el vecindario. En ese tiempo. poseer una tv no estaba al alcance de muchos.
Aunque la situación económica no ha cambiado mucho, que digamos, pero el tener una televisión ha pasado de un lujo a una necesidad. En una oportunidad la hermana de mi esposa la llamó para contarle que la casa se le habia inundado de agua a consecuencia de una tormenta que afectó la zona. Y lo que más la cuñada lamentaba era que la televisión se inundó a pesar del esfuerzo que ella hizo para sacarla de la casa. Una y otra vez ella se lamentaba de que habia perdido la tv, solo se tranquiló cuando mi esposa le dijo que le iba a comprar otra.
Y es que vivimos en una sociedad de consumo, donde se confunden los deseos y las necesidades. A veces tenemos cosas que no son básicas- como el celular- pero como es algo que casi todo el mundo tiene, pues lo tenemos aunque sea un gran sacrificio pagarlo.
El ser humano tiene muchos deseos. Muchos viven soñando de que si tuvieran esto o aquello, pero la mayoria de las veces no son cosas necesarias, pero como nuestras amistades y vecinos lo tienen, entonces queremos tenerla, aunque no tengamos los medios para obtenerla y mantenelas.
¡Esto es porque vivimos en una sociedad de consumo!
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