Hace más de viente años, viviendo en Santiago conocí a una chica- Jael - y nos hicimos amigos. Ella vivia en Mao. Mis intenciones eran más allá de una amistad. Con el fin de conocerla más de cerca, a menudo viajaba a Mao para visitarla. En ese entonces el pasaje de Santiago a Mao era a peso y si era domingo, lo más tarde que se encontraba una minibus para el regreso era hasta las seis de la tarde.
Cada vez que la visitaba, ella estaba acompañada de una amiga, llamada Angela. No sé cómo explicarlo, pero en cada viaje y conversacion con ambas, comencé a enamorarme de Angela. Claro, Angela tenia un rostro bello, fino, y un cuerpo de guitarra. Pero mis viajes casi semanales a Mao era para visitar a Jael, pues, como ya expuse, queria llevar la amistad más allá de eso.
Sin embargo, al conocer a Angela, se me confundieron los sentimientos. Y cada vez que iba a Mao lo que más me interesaba era hablar con Angela, ya no tanto con la otra. Pero el caso era que Jael de alguna manera se dio cuenta de mis intenciones para con ella. Jael y Angela eran vecinas y muy buenas amigas. Ante esta dicotomia, tuve que renunciar a las dos. Asi que decidí de poco a poco distanciarme de las dos. Y los viajes se fueron haciendo menos frecuentes. Hasta que todo quedó atrás.
Quiero aclarar que no era que las pretendía a los dos. Mi interés inicial era por Jael, pero al conocer a Angela, mi interés se volcó hacia ella. Pero como ambas eran muy amigas, no creí conveniente cambiar los papeles. Por eso decidí alejarme. Asi son los sentimientos y el amor.
Jael con el tiempo se casó y vive en Estados Unidos, pero de Angela, no supe más de ella. Asi es la vida. A veces uno termina casandose con quien menos espera. ¿Han vivido algunos de ustedes esa experiencia?
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